jueves, 21 de octubre de 2010

De la avaricia, la hipocresia, y otros pecadillos del montón


Estaba yo esta tarde dándole vueltas a la idea de lo frágiles que somos los seres humanos, a la sensación que tengo de lo mucho que nos queda por aprender y lo poco que lo hacemos. Pero, sobre todo, me maravilla la soberbia con la cual nos decimos a nosotros mismos que nadie nos puede enseñar nada. Error.




Dándole vueltas a esa idea, de repente se me hizo más clara viendo las imágenes del circuito de Yeongam, en Corea, donde este fin de semana se va a correr una bonita carrera de Fórmula 1.
Un circuito que sigue en obras, que se está terminando todavia a marchas forzadas y que, por supuesto, ha beneficiado a nuestro particular "Ebenezer Scrooge" Ecclestone lo suficientemente como para hacer que se corra en él a toda costa. ¿Qué importa si el asfalto se levanta? nada, no pasa nada, aquí lo importante es que Bernie saca una tajada considerable de nuestros amigos coreanos.


¿Tiene límite la avaricia? Probablemente no, pero yo hoy he aprendido que Bernie sí me puede enseñar algo, y es que no hay que dar por perdido ni un solo euro y que, antes de que eso pase, él hubiera celebrado la carrera en el mismísimo infierno (lástima que no sea en "El infierno verde"¡¡¡).

Sobre la hipocresia no me han quedado ganas de hablar, pero es un tema que se puede ilustrar muy bien hablando del tema del ahorro de costes en la F1. Otro día quizás...cuando no tenga tanto sueño (este tema me da más sueño aún, a mí y a cualquiera).



PD: Saludos a mis tres seguidores, que son de lujo con mayúsculas (a ver si aumenta el número¡¡¡)







4 comentarios:

Cata dijo...

Pues creo que sí, que cuando la avaricia va unida a la soberbia la cosa tiene aún menos remedio...

Pero es lógico, ¿no? "Yo quiero lo que quiero, esto y mucho más, y además se hace así porque yo lo valgo y me apetece".

¡Dios!, seguro que el poder tiene algo que no alcanzo bien a comprender pero se entiende que satisface el ego de los que lo detentan.

Y no me extraña que no te queden ganas de hablar sobre la hipocresía (el ejemplo es muy bueno), porque es un temazo muy denso y laaaaaaaargo... ¡vaya morro que pueden desarrollar algunos!

¡Espero que hayas dormido bien! Besos, C.

Lunática Lola dijo...

Sí, es que este señor, Bernie Ecclestone, es un compendio de todas las cosas de las que hablo. Si Maquiavelo hubiera vivido en este tiempo se hubiera inspirado en él.

Y es lo que buscamos no es ya el dinero y la riqueza, es lo que éstas nos proporcionan: el poder.
Como creo que corrompe todo lo bueno que tenemos las personas, prefiero no acercarme mucho a él. Pero el caso es que hay muchas personas, la mayoría, que se dejan dominar por el ansia de poder (yo prefiero no llegar a entenderlo).

Ya verás este fin de semana qué bien lo van a pasar allí en Corea, que hasta se acerca un tifón, pero D. Bernie tan contento porque tiene lo que quiere, a costa de lo que sea.

Y al final, después de pensar en estas cosas tan feas, hasta dormí y todo, ¡gracias¡, como ya he dicho, es un lujo teneos como seguidores (pocos, pero los mejores)
Besos, Lola

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Pues ya ves, aquí estamos ;)

Y Bernie podrá ganar, pero lo que no va a hacer es convencer. Lo de Corea no tiene nombre... Bueno, sí, pero mejor me lo callo XDDDDDD

Un besote

Jose

Lunática Lola dijo...

Jose,

Ante todo, bienvenido a este pequeño y humilde blog, espero que te sientas en él tan bien como yo cuando visito el tuyo (aunque yo tengo mucho que aprender de tí).

Como tú bien dices lo de Corea tiene un nombre, o varios nombres, y todos lo sabemos, pero, por desgracia, nada va a cambiar.
Ya veremos a ver qué pasa con todo esto, nunca había visto nada igual, sólo falta ya que pase el tifón ese el día de la carrera para amenizar todo este conglomerado de desatinos.

Nos los tomaremos con nuestro habitual optimismo, y si luego gana Alonso, hasta puede que se nos olvide todo, o nos lo tomemos a risa, que siempre es un recurso que funciona muy bien.

De todas formas, estoy intrigada por saber qué pasa mañana y pasado, ya lo veremos.

Un beso, Lola