Tal vez no sea yo la persona más indicada para pedirle a
nadie que nunca pierda la esperanza.
Si, decididamente no lo soy, pero incluso
me atrevo a rogar, y suplicar, que no la pierdas, nunca, jamás te abandones a
la tristeza por pensar que está todo acabado y no hay nada que puedas hacer.
Es posible que yo haya sido la persona que más veces haya
perdido la esperanza, la alegría, la ilusión…incluso hasta convertirme en el
cenizo que muchos recordarán, tal vez porque no sabían lo que había dentro de mí.
Y es que es difícil ahondar en ese abismo insondable que somos las personas,
y hemos convertido la vida en algo que discurre tan rápido, que no hay tiempo
de pararse a mirar más allá de lo que tenemos delante de nuestras narices.
Te pido que no pierdas lo que yo he perdido tantas veces.
Te
pido que lo hagas por las muchas personas para quienes eres, has sido y serás
tan importante como para llevarte grabada a fuego en el corazón. Sé que me entiendes con estas pocas palabras
que salen ya encogidas y van perdiendo brillo. Tú siempre tuviste la cualidad
de ver más allá de lo visible.
Te ruego que luches, aunque ya no puedas, aunque duela
demasiado. Te pido que sigas poniendo música a la vida, y brillo a los días,
como siempre hiciste en cada paso que diste.
Te lo pido a ti, que eres viento, nube, agua de lluvia, rayo de sol…Te
pido el regalo de los días que vendrán para mostrarnos que la vida es algo más
que transitar hasta caer en el abismo.
No pierdas nunca la esperanza…te lo pido a ti, os lo pido a
todas.
Me lo pido a mi misma.
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