domingo, 21 de octubre de 2012

Las generaciones perdidas


Me estaba costando empezar esta entrada. Hace días que llevo pensando en este tema, viene a mi mente hasta en sueños, me despierto y lo hago pensando en todo lo que quisiera expresar porque son tantas las cosas que quisiera decir, tantos los sentimientos que me provocan algunas de las situaciones que estamos viviendo en esta época, que se convierte en un duro parto escribir sobre ello.

Vivimos en una etapa de la historia en la que nos ha colonizado y esclavizado el capitalismo más salvaje, una vez aniquilado el comunismo, campa a sus anchas sin que podamos tener otra opción, no sé si mejor, pero sí otra opción que minimice la esclavitud.

Vivimos rodeados de incongruencias, fanatismos, ignorancia extrema, pobreza espiritual...en tiempos pasados hemos luchado por cosas tan simples como los derechos sociales, humanos y personales, que, hoy, ya son dignos de mercadeo y eliminación porque, los muy malvados, nos han hecho vivir por encima de nuestras posibilidades ("bendita" frase)

Multitud de personas tienen problemas incluso para comer, no hablo ya de poder comprar ropa, tener un piso, poder hacer una vida sencilla y simple...Muchas personas van a comedores sociales, no tienen dinero para comprar material escolar, no llegan a fin de mes, ni casi a principio de mes.

Se intenta coartar la libertad de expresión para no molestar a los mercados, se despide a personas sin tener en cuenta cómo podrán sobrevivir porque somos mercancías poco productivas, sobre todo a partir de cierta edad, no hay más que ver el vergonzoso ejemplo del periódico El País, que, a partir de ahora, minimizará gastos utilizando a becarios y a personal gratuito, mientras lanza a la calle de una patada a su personal más cualificado, pero, tristemente, ya senil (a los 50 años, por lo visto, ya lo somos).

La gran mayoría de los jóvenes, los más preparados de toda la historia de España, tienen que irse de su país para poder trabajar y tener la posibilidad de un futuro digno. Somos un Estado que forma a sus ciudadanos para que se aprovechen otros países de esa formación, y hasta en las instancias más elevadas les parece que esta situación es muy lógica y normal, no parece que exista una solución a este problema que el mismo Estado crea, permite y perpetúa.




Este pequeño resumen es la más cruda descripción de nuestra realidad diaria, lo que desayunamos todos los días de nuestras vidas desde hace años, y a la que, si nadie lo remedia, seguiremos asistiendo como si una representación de ópera bufa se tratara, condenando a multitud de personas  a ser parte de una generación perdida, sin futuro y sin esperanza.



 

Y me viene a la mente, de manera también recurrente, que esto no es nuevo, hemos tenido en otras épocas otras generaciones perdidas por circunstancias parecidas, o incluso peores, no hay más que recordar a aquéllas personas que vivieron antes, después o durante nuestra Guerra Civil, aquélla horrenda experiencia cuya huella quedó para siempre impresa en el alma de este Pueblo.



 Todos esos niños y niñas de la guerra, los que no tuvieron más oportunidad que trabajar desde la más temprana edad, que, por ello, no pudieron ni siquiera aprender a leer y escribir. Todos los hombres que mancharon de sangre y sudor la tierra que pisaban para dar de comer a sus hijos...todas las mujeres cuya máxima aspiración era salir de la protección de un padre para ser protegidas por un esposo. Todos y todas ya han sido una generación perdida, y ahora nos dan otra lección de supervivencia y siguen luchando por sus hijos, por sus nietos, para que ellos no sean, como ellos y ellas lo fueron, otra generación perdida.



 Por vosotros y vosotras, por vuestra lucha de toda una vida, os dedico mi tiempo, mis palabras, mi admiración, la que debería rendir un Estado para el que disteis la vida.



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