jueves, 2 de diciembre de 2010

La Edad de la Inocencia

Hace tiempo guardé unas fotos del Parque  Abelardo Sánchez, de Albacete, para echar un vistazo de vez en cuando, quizás por recordar cómo era yo entonces, lo que he cambiado y lo que queda de la persona que andaba por este parque y esta ciudad.
Cada vez que las veo me siento rara, como si me trasladara al pasado y fuera de nuevo esa persona que ya ha desaparecido, y me pongo a pensar en lo que hice y dejé de hacer, en lo que pasó y dejó de pasar, y, la mayoría de las veces, incluso me acuerdo del olor de los lirios en febrero, aquel olor que me recuerda lo que se fue y no volverá. 

Ahora, que el tiempo ha puesto todo en su sitio, y que no añoro el pasado,  que empiezo a vislumbrar lo que es la felicidad,  que he aprendido a ver el lado positivo, y que me niego a dejarme vencer por el desaliento, recuerdo con nostalgia como era con 18 años, y comprendo que ha merecido la pena aquél miedo, aquella pena, y la sensación de estar perdida en el mundo sin que nadie entienda que a veces tienes ganas de gritar, de llorar,  y que no sabes por donde caminar.

Y precisamente en esos momentos pienso en mi padre como la persona que más me ha marcado el camino en los momentos difíciles, con mayor o menor fortuna, mayor o menor entendimiento..., pero sí, siempre fue la compañía del camino, la referencia para no perderse, el punto de partida y el punto final...Incluso en la ausencia puedo recordar como si fuera ayer los caminos que hemos recorrido juntos, las palabras, los silencios, las lágrimas, y decir, sin lugar a dudas, que soy quien soy por él.

Probablemente, incluso en la ausencia, sigue marcándome el camino y dirigiendo mi vida, reconozco que no puedo ni quiero negar su influencia en todo lo que hago, lo que digo, lo que construyo o destruyo...Es imposible volver atrás, y no puedo hacer que vuelva, pero sí puedo intentar que vuelvan los recuerdos, esta vez para no hacerme daño, sino para recordarme que, a pesar de todo, conservo la inocencia de esa edad, y que el daño no fue irreparable.



6 comentarios:

Cata dijo...

Se nota que fue alguien muy especial. Es bueno saber que en nuestro recuerdo siempre nos harán compañía.

A pesar de la nostalgia, el tiempo hace que la memoria se serene y podamos revivir los mejores momentos, y el cariño que hemos ido atesorando también nos ayuda en el presente.

Ahora que tenemos 18 (y alguno más...) ¡nos queda trecho por delante para sacarle todo el partido que podamos!

Besos, y Feliz "puente". C-

Lunática Lola dijo...

Cata,
Sí, era alguien especial, y su recuerdo también, y es lo que ahora me hace compañía, en realidad no es poco, hay personas que tienen mucho menos de eso.

Es cierto, que tenemos 18 años (y alguno más, jeje)y la vida merece vivirse en todas las etapas con la misma alegría, ¿no?

Muchos besos, y que paséis feliz puente también.

Cata dijo...

¡Y nos dio la Navidad!

Muchísimas felicidades y un Año Nuevo lleno de nuevas y buenas expectativas...

Besos, C.

Lunática Lola dijo...

Nos dió la Navidad, y hasta pasó, y seguimos aquí, ¡¡faltaría más¡¡¡

Os deseo lo mejor para este año que está a punto de comenzar, ya sabes, toda el optimismo, la positividad de la que hablamos otras veces...

Muchos besos, Cata

Lola

Unknown dijo...

si que "es" una persona importante y especial, tan especial que todavia sigue entre nosotras tan fuerte como hace cuatro años.
Quedate con su ejemplo de valentia y fuerza,los buenos recuerdos.

Lunática Lola dijo...

Todas (ya sabes quienes)nos hemos quedado con su ejemplo, incluso con sus defectos siempre es alguien especial al que no olvidar fácilmente.
Supongo que no ha muerto quien ha dejado atrás tantas cosas, y gente tan importante como nosotras, jeje.
Sí, me quedo con los buenos recuerdos.