jueves, 26 de marzo de 2015

Niki Lauda


Pocas cosas se pueden decir de Niki Lauda que ya no se conozcan, sobre todo por todo aquél a quién le interese saber algo de una competición que está hecha de leyendas, unas creadas sobre la muerte, y otras por haber conseguido esquivarla.

El caso es que llevaba mucho tiempo queriendo contar por qué razón cada vez que paso por una zona de turbulencias me acuerdo de este señor, que, en 1976 volvió a la vida después de un gravísimo accidente, del cual todavía guarda recuerdo su rostro.

Andreas Nicolaus Lauda es el primer recuerdo que tengo de una competición llamada Fórmula 1. Era yo lo suficientemente joven como para quedar impactada por unas imágenes verdaderamente crueles y duras, y, a lo largo de los años, siempre le seguí la pista a esa persona que salió del fuego y siguió subiéndose a un monoplaza. Ese piloto que tiene en su historia tres campeonatos del mundo, en 1975, 1977 y 1984, que fue subcampeón el mismo año de su accidente, cuarto en 1974 y 1978, que, a lo largo de su carrera, pilotó para cuatro escuderías, March, BRM, Ferrari, Brabham y McLaren, y que acumuló 25 victorias y 54 podios.
Mucho se ha hablado sobre su accidente en el GP de Alemania de 1976, disputado en el Infierno Verde, Nürburgring (un circuito mítico donde los haya, incluso después de su remodelación), pero siempre me quedé con la idea de que estamos en este bendito lugar llamado Tierra para no sabemos qué, y que, en algunos momentos, descubrimos que la vida que se nos regaló vale lo suficiente como para luchar por ella incluso en condiciones extremas, como la del que se levanta un día y no se reconoce en un espejo porque su cara está llena de quemaduras. 

Siempre pensé que merece la pena aprender de aquéllos que se han levantado cuando no había fuerzas, y que todos podemos tener una segunda oportunidad en la vida, incluso después de haber estado en la más completa oscuridad, o haber pasado por los más dolorosos momentos. 

Y, en lo que se refiere a la F1, tal vez no somos demasiado conscientes de que es un deporte en el que los pilotos se juegan la vida cada vez que se suben al monoplaza y pilotan a 300 km/hora. Desde la muerte de Ayrton Senna y  Roland Ratzenberger en San Marino, en 1994, se extremaron las medidas de seguridad, estableciendo una serie de medidas, que, quizás puedan considerarse como las más efectivas desde el inicio de la competición.

Desde el año 2000, los cascos fueron aun más seguros con la incorporación del Head And Neck Support (HANS). Su objetivo es evitar posibles lesiones cervicales provocadas cuando se produce una colisión a altas velocidades (el denominado “efecto látigo”). Su creador fue Robert Hubbard, profesor en la Universidad de Michigan. Esta fabricado en Kevlar y es enganchado al respaldo del asiento del piloto y a su casco con ganchos muy resistentes. Se hizo obligatorio en el año 2003. En el año 2001 se hizo obligatorio el empleo de cables y accesorios para cada rueda.  
Los cascos están fabricados en fibra de carbono, son una pieza de 1.200 gramos formada por 18 capas y pueden soportar un peso de un tanque de 55 toneladas sin deformarse. Su estructura exterior puede aguantar temperaturas de 800ºC durante medio minuto y el interior del mismo no supera los 70ºC. La parte interior del casco esta hecha a la medida del piloto y se elabora de forma artesanal.
También se discute mucho todavía sobre la conveniencia de crear un sistema de aislamiento del coockpit, tal como el de los aviones de combate, sin embargo, este debate creo que durará muchos años, a pesar de que se ha hablado mucho después del grave accidente de Jules Bianchi la pasada temporada en Japón.
Tras el misterioso accidente de Fernando Alonso en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló, también se ha discutido mucho sobre la seguridad de los pilotos con las nuevas normativas. En esa isla llamada Twiter, en la que habitan tantos "proyectos" de mecánicos, ingenieros, médicos, etc, etc., hemos leido de todo, hasta las cosas más ridículas, y las que seguiremos leyendo, pero nada nuevo bajo el sol.

Con lo que me gusta quedarme es con la idea de que la vida es frágil, y que merece la pena levantarse todos los días y burlar a todo aquello que te diga que no podrás hacerlo. 
Por eso admiro a los que se levantan después de cada caida, y por eso admiro a Niki Lauda...y espero que me perdone por llamar Niki a mi perro, un bretón spaniel que llegó a mi vida porque estuvo perdido y mucho tiempo buscando a alguien que no lo volviera a abandonar. 
Y aquí seguimos Niki y yo, aprendiendo juntos a levantarnos cada día.




"Lauda, Niki 1973-07-06" by Fotograf: Lothar Spurzem - Spurzem. Licensed under CC BY-SA 2.0 de via Wikimedia Commons.

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