lunes, 21 de enero de 2013

I Have a Dream



"Ben, prepárate para tocar Precious Lord, Take My Hand (Señor, toma mi mano) en la reunión de esta noche. Tócala de la manera más hermosa"....Y se hizo el silencio. Nadie pudo escuchar más que los sonidos que preceden a la tragedia, y  Dios tomó la mano de Martin Luther King.

Fueron las últimas palabras de Martin Luther King antes de ser asesinado un 4 de abril de 1968 en Menphis (Tennessee). Las últimas palabras de alguien que anduvo por tantos lugares aportando un mensaje de esperanza en la libertad y la dignidad del ser humano, y que dedicó su vida a una lucha sin tregua por los derechos civiles de la población de color de EEUU.

No ha perdido su actualidad, sigue vivo en los discursos de todos aquéllos que luchan por lo que es hermoso y puro, quizás una utopia, un sueño irrealizable, algo imposible que nos da miedo expresar...pero todos tenemos sueños, y algunos de ellos hasta pueden cumplirse.

Yo sueño con un País llamado España, esa tierra que es grande y generosa, y en mi sueño veo cómo algún día podremos olvidar que las divisiones nos llevaron a la muerte y a la pérdida de la libertad.

Yo sueño que en esa tierra llamada España suena la música que nos llevó a luchar por recuperar nuestra identidad perdida, que nos motivó para salir a la calle a gritar sin ira y a perdonarnos unos a otros.

Yo sueño que algún día todos, en esa tierra llamada España, volveremos a recuperar la esperanza en la grandeza de nuestras instituciones y leyes, pensando que no son ellas nuestras enemigas sino la clave de nuestro futuro.

Yo sueño que este País llamado España hace honor a su grandeza y defiende con uñas y dientes los derechos y libertades de sus ciudadanos, esos por los que nuestros antepasados lucharon, y que defendieron incluso con sus propias vidas.

Yo sueño con que la Libertad y la Igualdad que representa este País llamado España se haga algún día efectiva, para que todos y todas los que aquí nacemos, vivimos y morimos podamos tener la misma condición de personas con dignidad. 

Yo sueño con no volver a ver las imágenes de la desesperación, la pobreza y la muerte de algunos de los ciudadanos de este País llamado España, y sueño con no volver a ver cómo los que nos representan vuelven la vista ante este horror.

Yo sueño con que algún día me levantaré por la mañana y escucharé aquélla canción de esperanza que Martin Luther King no pudo llegar a escuchar. Y sueño con sus palabras, y las de tantos otros y otras que murieron o dedicaron su vida a la lucha por los derechos y libertades de los demás, en un acto de generosidad sin límites, que a veces, aunque se tarden muchos años, da sus frutos y se convierte en un sueño cumplido. 

Porque quizás Martin L.K. nunca pudo imaginar ni soñar, que un simple hombre de color pudiera hacer realidad un sueño, y dedicarle Precious Lord, Take My Hand (Señor, toma mi mano), de la manera más hermosa.



Porque los sueños no tienen nacionalidad, ni banderas, ni pertenecen a nadie más que a los hombres y mujeres que son capaces de luchar por ellos...por la Igualdad, la Libertad y la Dignidad de todos ellos en cualquier lugar de este Planeta llamado Tierra.

martes, 8 de enero de 2013

El Palacio de los Vientos



A veces me siento delante de la página en blanco y me pregunto si seré capaz de jugar con las palabras para hacerlas más bellas de lo que ya son, sin que nadie las toque y las moldee como si de barro fueran. En esos momentos en los que ese juego se convierte en un acto de amor hacia la esencia de la comunicación, el pánico se apodera de mí por un momento, sólo un instante, y la responsabilidad se convierte en movimiento. Y simplemente escribo, con absoluta e irrefrenable pasión.

La pasión, esa manera de hacer cualquier cosa como si te jugaras la vida en ello, esa forma de encerrarte en tí misma sin posibilidad de ver más que aquéllo que tienes delante y amas, con el corazón lleno de algo que no sabes definir pero que te empuja a seguir más allá de todos los límites que pone la razón. Porque esos, los límites, sólo los pone uno mismo.

Como el amor, que se convierte en ese apego irrefrenable por la persona amada, llevado hasta los límites más inalcanzables, capaz de subir las más empinadas cuestas, bajar a los abismos más oscuros. Todos nuestros movimientos se convierten en actos para los que no somos más que marionetas movidos por los hilos de la pasión, incapaces de ser independientes, con ese sentimiento que nos invade, unas veces con la gloria del triunfo, otras veces con la más absoluta desesperación por la pérdida de ese objeto de nuestros pensamientos, la esencia de nuestra propia alma. 

Hace poco redescubrí una película que me ayudó a poner en imágenes y en sonidos lo que ya pensaba sobre la Pasión, y sobre las consecuencias positivas y negativas de esa "explosión" de sentimientos. Su título es "El Paciente Inglés", y está basada en un maravilloso libro de Michael Ondaatje del mismo nombre.
La trama nos muestra una historia de amor, un simple relato de pasión prohibida en tiempos de guerra, y que culmina con la tragedia, la pérdida, la muerte y el dolor. Sólo los ojos grises de Ralph Fiennes, o la mirada intensa de Kristin Scott Thomas nos llevan más allá de las emociones, nos impulsan a creer en que el amor y la pasión son capaces de mover el mundo y llevarnos a los lugares soñados. 

Algunas palabras resuenan en mi mente y no he podido olvidarlas..."Las traiciones durante la guerra resultan infantiles comparadas con nuestras traiciones en tiempos de paz. Los amantes, primero se muestran nerviosos y tiernos hasta que lo hacen todo añicos, porque el corazón es un órgano de fuego". Y esa es la esencia de lo que sentimos cuando nos invade la irracionalidad de algo que no entendemos pero que nos impulsa sin remedio, y nos hace olvidar las trabas y los límites que algún día nos pusimos.

Quizás alguna vez podamos encontrar el sentido a lo que escribía Kristin Scott Thomas mientras esperaba la muerte en una fría cueva..."Sé que vendrás y me llevarás al Palacio de los Vientos. Sólo eso he deseado, recorrer un lugar como ese contigo, con nuestros amigos, una tierra sin mapas..." Esa tierra sin mapas y sin límites en la que cualquier cosa es posible si la soñamos una y otra vez, si conseguimos poner en movimiento aquéllo que arde en nuestro interior.

Yo sueño con las palabras, una y otra vez,  sé que vendrán algún día y me llevarán a ese Palacio de los Vientos, esa tierra sin mapas, esa tierra sin límites...