miércoles, 19 de diciembre de 2012

¡¡ Oh, Blanca Navidad ¡¡


Está acabando el año y todos intentamos hacer nuestras reflexiones personales sobre lo que ha sido este año, nos vestimos con las mejores galas y lanzamos al aire bonitas palabras sobre la bendición del amor, la solidaridad, la amistad, el altruismo...Y salimos a la calle a comprobar que la luz ha llegado a las ciudades, y el color, y las cosas más bonitas nos entran por los ojos de forma arrolladora, sin darnos tiempo a pensar si podemos asimilar tanta belleza, tanta luz...Aquélla luz que termina por cegarnos...

Este año especialmente,  la Navidad para gran cantidad de personas será pobre, triste y solitaria. Más que nunca, este año, hemos llegado a unos extremos de pobreza que asustan, las personas luchan por llegar a fin de mes y por encontrar un trabajo por más miserable que sea. Estas, que son las palabras de la realidad, son como un frio cuchillo que no queremos ni mirar porque sería una manera de salir de nuestra existencia placentera, de la visión de aquélla luz que nos ciega.

Para otros, la Navidad es símbolo de soledad y tristeza. Muchas personas se enfrentan a estos días pensando en la soledad de cuatro paredes, pero claro, aún es peor para quién no las tiene.

Una visión tristemente cierta, que se hace aún más triste cuando los medios de comunicación nos bombardean con las imágenes de la felicidad, el optimismo, la alegría que proporciona la Navidad, esa época para disfrutar de la más bonita esencia del ser humano. Y que nosotros no podemos tener.

Y yo me pregunto si hago bien en ofrecer esta pobre felicitación a quién pueda leerme, si no sería mejor volver la vista a la luz y fundirme en la belleza de los colores para recordar cuando, de niña, la mano de mi padre me ofrecía las estrellas y yo podía hasta verlas.

Sea como sea, haga bien o mal, hoy quiero dedicar mi felicitación navideña a todas esas personas que no podrán disfrutar de las luces, de los regalos, de las cenas de Navidad, de las fiestas suntuosas...Dedico mis palabras, como humilde regalo, a todas aquéllas personas a las que nadie felicita, a todas aquéllas de las que nadie se acuerda, a todas aquéllas que son olvidadas, que no tienen familia, que están...solas.

Y lo hago porque hoy, más que nunca, me siento afortunada. Y tiene gracia, mucha, que diga esto porque precisamente este año ha estado rodeado de todo aquéllo que no quisiera volver a tener en mi vida.

Pero hay algo dentro de mí que me llena de esperanza y alegría, algo grande que me hace ser una inconsciente, una ilusa, una loca...

Eso que llamamos optimismo y que nos hace ser como Ícaro, y volar hasta el Sol. Y esta vez con unas alas fuertes que no puedan derretirse y hacernos caer.

Y, entonces, me digo: ¡Hágase la luz¡ Y, por fin, puedo ver lo que realmente importa.


jueves, 6 de diciembre de 2012

En tiempos de esperanza

Queridos niños, y niñas, y jóvenes, y no tan jóvenes...Queridos todos, y todas, que no habéis vivido una época tan gloriosa y emocionante como aquélla en la que salimos de un armario lleno de polvo para respirar el aire limpio de la libertad sin ira, como cantaba Jarcha. Yo quisiera contaros cómo por fin conseguimos entre todos respirar un aire fresco y limpio que nos hizo emocionarnos, y llorar, y salir a la calle para gritar que habíamos superado las separaciones y los odios para andar todos en una misma dirección, con el mismo o distinto lenguaje, pero el mismo significado.

Y quisiera volver a aquél momento en el que, por fin, se abrieron las urnas para que muchas personas desempolvaran las ideas y les sacaran brillo después de tantos años, quisiera decir que las ideas siguen brillando, pero no sería totalmente cierto, porque las ideas, las creencias, los ideales y los valores han perdido la inocencia y vagan perdidas por algún limbo que ya nos es desconocido.

Hemos perdido la brújula y nos dirigimos sin remedio a la desesperanza más absoluta, ese norte que nos guiaba necesita reencontrar su camino, reconstruir sus naves y embarcarse en un viaje desde el inicio.
Porque este Pueblo, el Soberano, el que llora, sufre, agoniza y muere, es tan fuerte que asusta, capaz de la más absoluta de las grandezas, de llorar, reir y volver a levantarse para empezar de cero. Y mi esperanza reside en volver a ver imágenes del pasado, de cómo ha luchado y lucha este Pueblo por sus derechos, y los de sus hijos, y los de sus nietos...para darme cuenta de que la historia se repetírá si es necesario, aunque tengamos que levantarnos una y mil veces. 

En estas fechas, mientras nos hemos olvidado de lo que significa esta celebración, un 6 de diciembre cualquiera, me pregunto si realmente nos damos cuenta de la importancia de las palabras que se imprimieron en 1978, de que se hizo con la sangre y el sudor de muchas personas anónimas de las que tampoco nos acordamos. Pero luego me invade la esperanza y simplemente creo, porque esta tierra nuestra simplemente lo merece. 

Y respiro.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Shadowlands

 Cuando estudiaba en Albacete (y lo hacía de verdad a pesar de no haber terminado de desprenderme de mi particular "pavo") tuve mucha suerte por varias razones.

Primero, por encontrar a algunas de las mejores amigas que podré jamás encontrar, algunos de los mejores recuerdos que podré nunca atesorar, y algunos de los pocos amores que me regaló la vida.

Y, segundo, por que una de esas amigas me aconsejara ver esta maravillosa película sobre la vida de C. S. Lewis, escritor conocido hoy día por el famoso libro "Las Crónicas de Narnia".

 "Tierras de penumbra" (título original en inglés Shadowlands) es una película biográfica británica de 1993, que se centra en la relación entre el escritor C. S. Lewis y su esposa Joy Davidman Gresham. Un aspecto bastante desconocido de este escritor, su vida sentimental, que es tratado con una sensibilidad magistral y una belleza espectacular, por otro grande, el Director y Actor, Sir Richard Attenborough.

Clive Staples Lewis nació en Belfast, el 29 de noviembre de 1898, y murió en Oxford, el 22 de noviembre de 1963. Más conocido como C. S. Lewis, y, para los amigos, Jack, fue ante todo un aspirante a poeta, aunque no se mencione en muchos sitios, pero también crítico literario, académico, locutor de radio y ensayista. Como ya he mencionado, sus obras más conocidas se hicieron famosas por su traslado al cine hace unos pocos años, aunque hay aspectos de su vida que eran desconocidos, entre ellos, su historia de amor con Joy Gresham, y su amistad de tantos años con J. R. Tolkien.

Con Tolkien, Lewis trabó una duradera amistad que se vio interrumpida pero nunca rota, y se convirtió en un gran apoyo para Tolkien en cuanto a la creación de su Tierra Media, ya que era Lewis quien oía sin parar a Tolkien recitándole su novela, al igual que hacían con otras, tales como la Iliada y Odisea de Homero, o la Divina Comedia de Dante; y así, Lewis alentó siempre a J.R.R. a que terminara su obra.

Después de ver esta película se afianzó en mí la idea recurrente de que cada persona, por muy insignificante que parezca, por muy escondida que se halle, o por muy invisible que se muestre, posee la más maravillosa historia qué contar, no comparable a ninguna otra, con la belleza propia de quien ve por los ojos de lo que más ama. Las cosas más humildes, las personas más olvidadas, los deseos más escondidos aparecen como grandiosos y se envuelven con la dignidad impresionante de lo que nos ilumina la vida.

A veces me he planteado cómo nos adormecemos en las rutinas, nos olvidamos de hacer trabajar al corazón a pesar de que respiremos, hasta que llega alguien que te hace pararte y despertar de tu letargo, cambia tus costumbres, te incomoda y te hace removerte en el asiento en el que estabas tan cómodo para hacerte simplemente feliz. Así de simple y sencillo, aunque también tan complicado. Es la historia de tantas y tantas personas, que día trás día viven su vida y encuentran y pierden a personas que estuvieron en el corazón.
También es la bonita historia que refleja esta película, la vida de dos personas, con su inicio y su final, pero siempre llena de sentimientos que todos reconocemos.  

Por aquéllos días que vivimos, los recuerdos que acumulamos, las muchas palabras que nos dijimos y las risas que compartimos, hoy os dedico algunas de mis palabras, que vienen desde un futuro para deciros que vosotras, mis amigas del alma, no estáis sólo en mi pasado. Yo también os llevo siempre conmigo, como el recuerdo de esta película, que siempre me acompaña. Y este, sólo es el fin de la película: