miércoles, 31 de octubre de 2012

Una larga noche de terror...


¿Le gusta a usted pasar miedo? ¿le gustan las películas como "Viernes 13", "La matanza de Texas" u otras similares? 
¿Es usted fan a muerte de esta fiesta importada de Estados Unidos llamada Halloween? 

Y si encima me lee usted habitualmente ya sería el colmo del miedo y el terror, porque hoy voy a asustarle como nunca habría pensado para conmemorar y celebrar esta fiesta de importación que tanto parece gustar aquí en España.

Y es que el marketing es fascinante, identifica donde están los gustos y tendencias más seguidas por el consumidor y te lo ofrece en una bandeja de plata para hacerte más esclavo si cabe en un mundo que, de por sí, ya te ha puesto los grilletes de manera permanente. La única manera de ser libre es ser casi tan raro como algunos de los personajes de esta bendita imagen. 

Pues les animo: ¡Sean frikies¡ Hagan uso de todas sus rarezas y terminen de una vez de ser libres.

Pues seamos raros y pasemos miedo, y para ello en España hemos hecho bien los deberes para ponernos a tono con las nuevas tendencias imperantes en la nueva sociedad de consumo. Pasemos no sólo miedo, también sudemos y lloremos cada vez que oigamos un ruidito y nos tapemos con las sábanas para protegernos de los posibles asesinos psicópatas, escondámonos debajo de la cama para hacernos invisibles a los monstruos que puedan salir del armario, que hasta los monstruos salen de ahí, es la nueva tendencia.

Pero tal vez no hayan pensado en el miedo auténtico, el que a mí me hiela el corazón y me deja sin respiración. Lo que nos encadena, lo que nos hace esclavos es no conocer a nuestros verdaderos enemigos, los que pueden de verdad levantar las sábanas y hacernos daño, los que nos descubrirán debajo de la cama aunque no respiremos, los que nos lanzarán a la calle con lo puesto. Esas personas normales y corrientes, que dirigen nuestras vidas, en una esfera u otra más o menos elevada, que son capaces y tienen todas las armas para dictar y ejecutar las normas que nos esclavizan. Esos seres que actúan sin sentimientos, o los esconden tanto que pierden su auténtica naturaleza humana, la más digna, la que proclamamos como propia de los seres pensantes y elevados. 

A mí me da miedo la ausencia de compasión, la utilización y "cosificación" de las personas para conseguir fines egoistas y rastreros, la deshumanización de nuestra sociedad que nos permite ver como normal que haya personas sin medios de vida y que además, no nos importe demasiado. Tal vez es tan insoportable la realidad que pensamos que, dándonos la vuelta, no se convertirán en nuestro problema. 

Pero, ¿cómo identificar a estas personas que nos dan tanto miedo? Yo también me hago esa pregunta para la que sólo tengo una respuesta: No sean ignorantes, exploten su privilegiado cerebro porque la clave para todas las soluciones está ahí, siempre ha estado ahí y sus enemigos lo saben muy bien. Piensen, sean críticos, lean, y vuelvan a leer, y no se queden en la superficie de las cosas. Sólo el conocimiento nos ayuda a descubrir los monstruos que nos acechan. Y, aún así, siempre te atacará alguno que venga muy escondido, y sea encantador y adorable, te embaucará y...¡¡¡te venderá una participación preferente¡¡¡ ¡¡O dos¡¡ 



PD: Y no piensen sólo en los banqueros que dan la cara todos los días, que los que verdaderamente manejan a las marionetas no tienen cara. Hay tantas maneras de manipular...y hacer daño...


domingo, 21 de octubre de 2012

Las generaciones perdidas


Me estaba costando empezar esta entrada. Hace días que llevo pensando en este tema, viene a mi mente hasta en sueños, me despierto y lo hago pensando en todo lo que quisiera expresar porque son tantas las cosas que quisiera decir, tantos los sentimientos que me provocan algunas de las situaciones que estamos viviendo en esta época, que se convierte en un duro parto escribir sobre ello.

Vivimos en una etapa de la historia en la que nos ha colonizado y esclavizado el capitalismo más salvaje, una vez aniquilado el comunismo, campa a sus anchas sin que podamos tener otra opción, no sé si mejor, pero sí otra opción que minimice la esclavitud.

Vivimos rodeados de incongruencias, fanatismos, ignorancia extrema, pobreza espiritual...en tiempos pasados hemos luchado por cosas tan simples como los derechos sociales, humanos y personales, que, hoy, ya son dignos de mercadeo y eliminación porque, los muy malvados, nos han hecho vivir por encima de nuestras posibilidades ("bendita" frase)

Multitud de personas tienen problemas incluso para comer, no hablo ya de poder comprar ropa, tener un piso, poder hacer una vida sencilla y simple...Muchas personas van a comedores sociales, no tienen dinero para comprar material escolar, no llegan a fin de mes, ni casi a principio de mes.

Se intenta coartar la libertad de expresión para no molestar a los mercados, se despide a personas sin tener en cuenta cómo podrán sobrevivir porque somos mercancías poco productivas, sobre todo a partir de cierta edad, no hay más que ver el vergonzoso ejemplo del periódico El País, que, a partir de ahora, minimizará gastos utilizando a becarios y a personal gratuito, mientras lanza a la calle de una patada a su personal más cualificado, pero, tristemente, ya senil (a los 50 años, por lo visto, ya lo somos).

La gran mayoría de los jóvenes, los más preparados de toda la historia de España, tienen que irse de su país para poder trabajar y tener la posibilidad de un futuro digno. Somos un Estado que forma a sus ciudadanos para que se aprovechen otros países de esa formación, y hasta en las instancias más elevadas les parece que esta situación es muy lógica y normal, no parece que exista una solución a este problema que el mismo Estado crea, permite y perpetúa.




Este pequeño resumen es la más cruda descripción de nuestra realidad diaria, lo que desayunamos todos los días de nuestras vidas desde hace años, y a la que, si nadie lo remedia, seguiremos asistiendo como si una representación de ópera bufa se tratara, condenando a multitud de personas  a ser parte de una generación perdida, sin futuro y sin esperanza.



 

Y me viene a la mente, de manera también recurrente, que esto no es nuevo, hemos tenido en otras épocas otras generaciones perdidas por circunstancias parecidas, o incluso peores, no hay más que recordar a aquéllas personas que vivieron antes, después o durante nuestra Guerra Civil, aquélla horrenda experiencia cuya huella quedó para siempre impresa en el alma de este Pueblo.



 Todos esos niños y niñas de la guerra, los que no tuvieron más oportunidad que trabajar desde la más temprana edad, que, por ello, no pudieron ni siquiera aprender a leer y escribir. Todos los hombres que mancharon de sangre y sudor la tierra que pisaban para dar de comer a sus hijos...todas las mujeres cuya máxima aspiración era salir de la protección de un padre para ser protegidas por un esposo. Todos y todas ya han sido una generación perdida, y ahora nos dan otra lección de supervivencia y siguen luchando por sus hijos, por sus nietos, para que ellos no sean, como ellos y ellas lo fueron, otra generación perdida.



 Por vosotros y vosotras, por vuestra lucha de toda una vida, os dedico mi tiempo, mis palabras, mi admiración, la que debería rendir un Estado para el que disteis la vida.



domingo, 7 de octubre de 2012

Las piedras del camino





En una noche como esta, con su luna y sus estrellas, su silencio y sus fantasmas, en la que vuelan libres todos los pensamientos que me esclavizan, he terminado por sucumbir al recuerdo de un poema que me acompaña todo el día. Sería egoísta si no lo compartiera, si no dijera lo que para mí significa, cómo me motiva y cómo me emociona. Estoy segura de que hay mucha gente que ya lo conoce, se ha hablado mucho sobre él y sobre como ayudó a  Nelson Mandela a sobrellevar un cautiverio tan injusto como absurdo, aunque no demasiado sobre su autor, William Ernest Henley, quién sufrió tuberculosis en su infancia y la amputación de una pierna, lo que le dejó la vida marcada, unas marcas que a veces son capaces de crear la belleza en su estado más puro, con la sensibilidad que sólo puede conocerse a través del dolor.
Para momentos como este, ni mejores ni peores que otros, pero sí muy difíciles, os lo dedico con la promesa solemne de que, pase lo que pase, sean cuales sean los caminos...siempre habrá una piedra que sortear, y siempre tendréis la fuerza suficiente para darle una patada y seguir adelante. Y os prometo que yo lo haré siempre, mientras leo:



Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
                                                                                    soy el capitán de mi alma. 

 Dedicado a:

Vosotros, amigos de verdad, aquéllos que seguís a mi lado, a pesar de mis manías, mis miedos, mi exceso de sensibilidad, que no me habéis dado la espalda y me habéis arrinconado como un coche viejo que ya no es útil. A aquéllos con los que río y lloro, con los que corro y sufro, vosotros y vosotras, amigos y amigas, también sois los amos de mi destino, los capitanes de mi alma. El resto...quedaron en el camino.