martes, 17 de abril de 2012

Bahrein, en ocasiones veo...

Foto de familia en Bahrein       
  
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            











 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sí, en ocasiones veo..., la frase todos la conocemos, pero no, en ocasiones no veo muertos, aunque, si pienso un poco "de profundis", creo que sí, que no paro de ver aquellos fantasmas que no deseo, que no dejo de sentir miedo porque mi optimismo se pone a prueba todos los días, porque ese mundo que creo posible cada vez se desdibuja más, y otras muchas razones por las cuales pierdo la esperanza en las bondades del hombre y en que un día me levante y haya cambiado la expresión seria y distante con que una mira al abrir la ventana y deja entrar el aire irrespirable de los últimos tiempos.
 
Hace tiempo que quería haber escrito algo sobre Bahrein, incluso desde el desconocimiento de este país, al que muchos nos acercamos con ocasión de las noticias sobre el oro negro, o, en este caso, sobre las polémicas en torno a la celebración del GP de Fórmula 1. El desconocimiento es grande, nos dejamos llevar por los medios de comunicación y sabemos lo justo para opinar de una cultura que nos resulta muy ajena, y ni sabemos qué está pasando allí. En realidad nos importa un bledo, bastante tenemos con la que aquí está cayendo, y, si lo piensas bien, a cualquiera que me diga esto no me quedará más remedio que darle toda la razón.
 
He leído bastante en estos días sobre la historia de este país, en el que convíven los dos grupos más importantes en el Islam, los suníes y los chiíes, enfrentados ambos por cuestiones sobre la sucesión de Mahoma, y que sería largo de contar. Lo importante es que los suníes representan más del 85% de la religión musulmana y, concretamente en Bahrein, son la casta predominante y la que tiene el poder.
 
Lo esencial es que los chiíes denuncian los continuos abusos de poder, la falta de derechos humanos, llegando incluso a torturas, y la total discriminación por parte de los suníes. Y en esas estábamos cuando llegó la F1 para intentar tapar las vergüenzas del país e intentar lavar la imagen del mismo, sumido en una continua revuelta popular en pro de los derechos perdidos.
 
Dicho así parece hasta fácil de entender, incluso para los que entendemos poco la cultura islamista, o los que están contaminados por la imagen que se vende en los medios de comunicación. Sin embargo, en todo conflicto de naturaleza social y política, nada es tan fácil. Por ello, nos puede resultar dificil entender imágenes como la siguiente:

Y es que la F1 es vista por los chiíes como la gota que colma un vaso lleno de ira, frustración y desesperanza. Que la F1 no tiene culpa de todo esto, creo que está claro, aquí se unen muchas situaciónes, alguna de ellas basada en el puro mercantilismo, porque ya sabemos que si no se corre, alguien perderá dinero, y eso no nos gusta, según piensa Bernie Ecclestone. Pero no sólo él, tampoco les interesa a los equipos, y aquí paz y después gloria. Bueno, habrá gloria, porque paz...no mucha.

En realidad, a los que nos apasiona la F1, nos parece que se están cargando el espectáculo en sí desde hace ya muchos años. No tengo nada en contra de que se celebren GP en países cuyo nombre ni  sabemos pronunciar, pero con ello surgen ciertos problemas como este, o como la celebración en países que no tienen ningún afición por este deporte...y tantas otras cosas que mejor ni decir, a veces ya aburre, y no creo que vaya a cambiar mientras esté por medio el dinero.

Pues lo que decía es eso, que, en ocasiones, veo como mueren algunas de las cosas en las que creía sinceramente: las ideas, los derechos por los que lucharon y murieron nuestros padres y abuelos, el mundo tal como lo conocemos...Y pienso: ¿realmente otro mundo es posible? o ¿la edad y la experiencia ya me han contestado? Y siempre me digo lo mismo, que en realidad otro mundo es posible mientras así lo piense y mientras nunca pierda la esperanza y el optimismo. Y en ese momento, dejaré de ver, en ocasiones, los fantasmas de la muerte y la destrucción.

PD: Sigo siendo optimista incluso respecto a Ferrari y sus evoluciones, lo cual dice mucho del estado de optimismo iluso en el que me he instalado. Pero algún día...